Emilio García .- El travian es uno de los juegos de red que más fama tiene y más seguidores. De hecho se juega en todo el mundo, y hay servidores, como el que está en castellano, que une los dos continentes latino hablantes, lo que te permite hacer amistades de hispanoamérica con España o con gente de las diversas regiones de España, algunas de las cuales he de confesar, he llegado a materializar en la vida real (este verano conocí en persona a un amigo que hice luchando heróicamente junto a él y recibiendo su ayuda, en el travian)
El juego se basa en tres tribus (galos, romanos y germanos) que han de crear aldeas y al final luchar por conquistar algo llamado maravillas, tras robar los planos a los Natares (que son tribus creadoras del juego que aparecen cuando el mismo está bastante avanzado –los juegos pueden durar 13 meses– y al final se unen alianzas para vencer a los natares y crear las maravillas creándose auténticas batallas).
El juego la verdad engancha (yo me he pasado meses jugando, desde marzo de 2009 hasta agosto). Hay verdaderos viciosos del mismo, y hay perfiles de jugadores que demuestran que hay gente que se pasa muchas horas enganchado al travian (incluso en la oficina, je, je, je), gente que no duerme pensando en las batallas, y gente que se despierta a media noche para lanzar una ofensiva ;-). Hay en verdad gente que vive y siente el juego y que igual está nadando en la piscina y pensando en una estrategia, en una batalla, o en qué pasará con su alianza.
Si bien el juego tiene muchos aspectos positivos (he jugado a varios juegos en red de colonias espaciales, al Medievol, etc. y la verdad ninguno me enganchó como el travian, que me hizo llenar libretas de listados de materiales, coordinadas de cerealeras, etc), también he de confesar que tiene muchos puntos negativos. Sí, partimos que es un juego de guerra, y está bien, pero el juego fomenta la violencia y el odio (a veces real –la gente a veces ya confunde la vida real y el juego– ) pues el travian se basa en matar, y robar, ya que sus creadores no permiten jugar honradamente ni honestamente (hay escased de materias) sin robar (en el juego se llama vaquear u ordeñar al contrario, y es una técnica permitida por sus creadores) lo que hace que muchas veces, desde el principio, cuando uno crea su aldea y piensa hacerla crecer y prosperar, se encuentra con un hijo puta cabrón (otro jugador que ha sido ubicado aleatoriamente y por azar) a su lado, que le manda constantes ataques saqueos, y se lleva los materiales (barro, hierro, madera) que tantas horas le ha costado reunir al honrado jugador. Ello se une a otra desigualdad del juego que están estudiando sus creadores: que o bien te inscribes cuando acaba el juego de comenzar, o estarás en inferioridad respecto a los que llevan jugando semanas y meses, y estos te utilizarán para robarte tus materias primas (como vaca), lo que llega a veces a irritar al jugador que jugaba honrada y noblemente, y hay mucha gente que amenaza con dejar el juego (y algunos lo hacen, aburridos de que les ordeñen). Yo personalmente tuve un problema en el mundo 4 y se me bloqueó la cuenta por decirle a un jugador que vaqueaba constantemente a mi alianza y nos destrozó una aldea que nos había costado mucho esfuerzo destruir, que esperaba que no fuese tan estúpido ni idiota en la vida real como en el juego. Eso motivó que el juez del juego me bloquease y no permitiese que siguiera jugando si no le pedía perdón al otro jugador por haberle insultado. El problema aquí estriba que no hay constitución como la española ni derechos constitucionales, y no existe el imperativo legal de que todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario, más bien es al contrario, otro jugador te acusa y tú eres ya ante el juez culpable, hasta que demuestres tu inocencia. Como íba diciendo el juego premia el deshonor, permite que otros jugadores escriban perfiles ofensivos o insultantes riéndose y burlándose de otros jugadores más novatos (en mi juego, en el que fundé una alianza) había un tal JA.C. (al que me enfrenté y dije que esperaba que no fuese tan idiota ni estúpido en la vida real), que consideraba a los demás sus vaquitas y se permitía el lujo de reirse y burlarse de todo el mundo diciendo que sus vacas no se enfadasen con él, que él las iba a robar una vez al día con un tono sarcástico que consideré ofensivo, y a pesar de denunciar dicho perfil al juez, pues parece ser que las reglas del juego no permitirían cosas así, se me ignoró. Vamos, lo que en la escuela consideramos bulling o en el trabajo 'acoso laboral', en el juego está permitido por sus creadores y guardianes.
La gente, harta de jugadores así, que se apunta para hacer aldeas y se ve robada, a veces se harta y puede llegar a cagarse en la madre que parió al hijo puta o cabronazo que les ha robado una y otra vez sus aldeas, sin que ellos le incitasen o provocasen. (Pues no se te ocurra decir que el jugador que te ha robado es un cabrón, pues es considerado como una ofensa por los creadores del juego y te bloquean. Eso me pasó a mí, y lo cierto es que indigna bastante una situación así, y ver que premien (dan medallas) a los jugadores que más atacan y más roban a otros jugadores, por lo que decidí abandonar el juego, pues considero que degrada a las personas, ya que permite la deshonra y premia el deshonor, y fomenta esos valores no considero éticos,– y yo personalmente no creo que sea apto para menores –están jugando personas menores de edad y con poca madurez, a la que esos odios y violencia que genera el juego puede afectar psicologicamente de forma negativa–.
El juego, como he dicho, tiene patente un gran problema de desigualdad (unos roban y se aprovechan de los otros). No es un juego noble de caballeros de la Edad Media que se ayudan a construir aldeas y luchan por conseguir la maravilla, así que si no ha jugado y su espíritu no es belicista, no se anime a jugar. El juego, en mi opinión, es un juego que busca la degradación de los valores más basicos de la sociedad y del ser humano, fomentando lo peor de las personas, premiando lo peor (cosas que la sociedad española consideró reprobables como la guerra USA-Irak por el petróleo) en el travian son de lo más lícitas. Cierto que, como en la vida real, te puedes encontrar con gente comprensiva, con unos conocimientos, estudios o valores, que te ayudan a superar los malos tragos y visicitudes. No en cambio, a veces, algunos jugadores y otras personas que hacen de mediadores y jueces, que por lo que a mí me ha tocado, son gente sin experiencia que no sabe leer un escrito, que no sabe interpretar un texto, que no entiende el significado de las palabras aunque les suban las definiciones de la RAE, no apaciguan ni calman los animos mediando en los conflictos, agrandan los conflictos por lo que es probable que si dos jugadores se conociesen en el juego y tuviesen un conflicto, pudieran extrapolar el mismo a la vida real agrediéndose mutuamente (pues el juego genera odios importantes).
En el juego no existen derechos humanos, ni democracia, ni derechos constitucionales, ni libertad de expresión (yo en este artículo he podido emplear palabras soeces, y en la vida real puedo decir que mi jefe es tonto o que menudo cabron preside tal. De hecho hasta los políticos, dentro de su cargo, pueden insultarse, está amparado por nuestra legislación, pero en este juego no: te pueden robar, matar o destruir pero no te puedes cagar en la madre que le parió a tu agresor). En el juego una vez te bloquean la cuenta te impiden hasta mandar mails para explicarte. Te hacen desaparecer como ellos quieren. Es el problema del travian.
A mí me gustó ayudar a los demás, enseñar a otra gente, sobre todo novatos, como me enseñaron a mí, pero me acabé retirando porque como me explicaron jugadores más veteranos no podría lograr nada ni llegar a ninguna parte si no robaba a los demás. Y he ahí cuando el juego atacó mis principios éticos. Cuando se obliga a una persona a robar para prosperar, aunque sea un juego, creo que se está atacando los derechos fundamentales del ser humano, de elección y decisión, y considero una inmoralidad que un juego fomente y premie los robos y las agresiones, lo que incita, en personas aún no formadas mentalmente ni con una personalidad madura, al odio y a la violencia y, por ende, atenta a los valores más básicos del ser humano pudiendo llegar a crear peligros de odio, bulling y comportamientos incivicos, violentos o agresivos en algún tipo de personas.
