sábado, 21 de abril de 2018

Peter rabbit

Peter rabbit (que decía mi padre, al que llevamos con las niñas pequeñas de mi primo a ver esta película en plan familia esta Semana Santa, que a ver por qué le habían puesto ese nombre tan raro a la película, y yo le dije que traducido del inglés significa: ‘Pedro, el conejo’ / o ‘El conejo Pedro’), es una película de animación de las que más me ha gustado últimamente –ya que he visto cada bodrio en el cine que ya pensaba que me estaba haciendo viejo para entender este tipo de películas y que no serían para gente de mi edad, a pesar que las hacen para entretener y gustar también a los padres que he-mos de llevar a los peques–. Las pelis de animación siempre tenían un buen guión (hasta 2017 que me tragué, en mi labor de crítico de cine, algunas in-fumables, sin pies ni cabeza, ni nada entretenido –habían bajado mucho la calidad–.) Algo que han recuperado con el Hijo de BigFoot o Peter Rabit, la historia de un conejo muy travieso, de chaqueta azúl, que las lía pardas.

Me gustó que como ya se hiciera en aquella mítica de antaño de Quien mató a Roger Rabbit –¡¡qué casualidad, otra de conejos!!– se vuelven a mezclar humanos con animales...

Me encanta la inter-relacción de ambos mundos... y me pareció una película sencilla pero que a la vez transmite muchos valores y da que pensar... en cómo vivimos los humanos.

Habrá quienes se sientan identificados con el conejo Peter, otros con el viejo gruñón, otros con la chica sencilla y otros con el perfeccionista y amante del órden y la limpieza

Muy bien trazados los perfiles humanos... y los conejos parecen reales (si no fuera por la chaquetilla que les ponen).

Graciosa, entretenida, y hablo de tanto para niños como para adultos
(por algo lleva tanto en cartelera, porque gusta)
BUENA

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