sábado, 27 de febrero de 2016

Deadpool


Chabacana, mordaz, irreverente, rayana a la grosería. Deadpool nos presenta a un antihéroe, un matón de barrios bajos, que tras padecer un cáncer es radiado y transformado en súper héroe. 

El lenguage, soez, del protagonista –a veces cutre–, gusta mucho entre la gente jóven, que acudió en masa a verla. 
Humor negro, escatológico, grosero y a veces hasta violento. Violencia extrema en escenas en las que se recurre a los giros de cámara muy novedosos hace unos años, pero ya desgastados en las películas violentas –ver la trayectoria de una bala–, que, sin embargo son los que le dan agilidad a la película que empieza con un flash back, y termina como cualquier película de superhéroes. 

Interesante, para los que pretendan reirse un rato viendo persecuciones y escenas violentas (balas y espadas atravesando gente), sin muchas pretensiones de más.


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